Abro la puerta y me encuentro algo aún más inesperado, tenía de frente a un señor de unos 50 y pico sentado en el trono, cierro inmediatamente pidiéndole disculpas y el se levanta abre la puerta y me pregunta ...¿ Sos Argentino? , casi me abraza y me dice yo también, andá a comprar pan para 8 que en una hora comemos unas pastas que hago yo riquisimassssssssss...
En resumen, no me pude duchar, casi me besa y abraza un señor en pelotas y sin conocerme me mandó a hacer las compras; para colmo vuelvo a la habitación y le digo a Kenia ...¿quién es ese señor?... y naturalmente me dice mi papá. yo pienso que debo haber hecho PLOP como Condorito. pero bueno España me sorprendía cada vez más.
Desayunamos en un bar y regresamos con el pan, para ese momento ya estaban los invitados, que eran amigos de toda la vida, una familia Francesa, la verdad entendía menos de la mitad de lo que decían, pero espere mi momento y cuando salio el tema de fútbol, tome los comandos y todo terminó exitosamente.
A las 3 horas me encontraba sentado en el palco de Espanyol que disputaba un partido amistoso con la Lazio de Italia. Los veía medio asustados entonces para animarlos les dije que hoy ganábamos, por supuesto ya a esa altura parecía un Periquito más, entonces se acerca el padre y me dice al oído, hace 7 partidos que no marcamos un gol, pufffffffff me venía como anillo al dedo, y le dije si ganamos me invitás a cenar y aceptó encantado; resultado final, ganamos 2 a 0 y jugando de maravillas. El francés me decía de todo, creo que eran cosas agradables y el padre de Kenia me trataba como su amuleto de la suerte, en resumen cenamos en un restaurante espectacular y como marcamos 2 goles también hubo unos buenos vinitos.
Ya pasada la media noche me tomé el metro rumbo a donde vivía con la intriga de saber si iba a viajar sin equivocarme pues es la primera vez que volvía.
Cuando Llegué la pobre Alejandra se levantó y preocupadísima me dijo te fuiste ayer a la tarde loco, estaba angustiada. Como podía explicarle lo que me pasó en esas 24 horas? era más que complicado y preferí decirle si tenía un vinito abierto, nos echamos unas risas y le conté algo, a decir verdad me sentí como en casa.
Como siempre, sonreír alarga la vida.
